Entrevista a Alberto Carlocchia, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) en el programa Visión Empresaria, con Sergio Solón, en Radio Arinfo.
Sergio Solón: ¿Cuál sería el efecto multiplicador de la actividad minera?
Alberto Carlocchia: El principal efecto está en la cadena de valor que se genera a partir de la actividad alrededor de un emprendimiento minero. Hoy por hoy, la minería exporta alrededor de 3.500 millones de dólares; es el sexto complejo exportador con unos 12 o 13 proyectos nada más. Pero lo importante es lo que se ha podido generar a lo largo de los años en cuanto al abastecimiento de bienes y servicios para la industria, donde el 80% de lo que la minería compra, se produce en Argentina. Hemos evolucionado muchísimo en los últimos 20 años, hay un acompañamiento y un entendimiento distinto entre el proveedor y la empresa minera, y hay una maduración importante además.
Sergio: ¿Pones a la minería en el tope de las posibilidades del sector que puede traccionar a favor de la economía nacional?
Alberto: Argentina no tiene que darse ningún lujo, en mi opinión. El país venía golpeado, y esta pandemia le dio un golpe de knock-out, aunque todavía no le hicieron el conteo. Todavía tenemos la chance de levantarnos y seguir unos rounds más. En ese sentido, no debemos darnos el lujo de despreciar ninguna actividad productiva.
Un proyecto minero tiene un proceso muy largo. Actualmente estoy intentando desarrollar un proyecto que se llama “Calcatreu”, ubicado en Río Negro, en la línea sur, muy cerca de Ingeniero Jacobacci. Sin embargo, todavía no pudo ponerse en producción. El proceso que uno necesita para llegar a una instancia de producción es larguísimo, de hecho, con este proyecto estamos desde fines de los años 90. Es muy difícil pero no imposible; cuando se tiene el respeto hacia la inversión, el minero te invierte. Estamos en una buena senda. Hay una visión muy importante de cómo tiene que relacionarse la industria en el gobierno nacional.
La minería puede traccionar muchísimo, sobre todo en las regiones fuera de las pampas húmedas, y ser un motor de desarrollo y crecimiento dentro de determinadas condiciones.
Sergio: Dentro de esa opinión, ¿cómo le das previsibilidad al inversor con todas las situaciones del mundo y las particulares que tiene nuestro país?
Alberto: Tenemos un instrumento en lo que a la inversión minera se refiere: la ley de inversión minera, que te da un paraguas de estabilidad muy importante, y que ha sido el motor del desarrollo minero desde la década del ‘90 hasta entrado el año 2000. Ha generado proyectos muy importantes, ha colocado a provincias dentro de un mapa exportador que antes no estaban, por ejemplo Santa Cruz. El tema está cuando empezamos como país a no darle el lugar y el respeto a una legislación de esa naturaleza.
Sergio: Con tu experiencia, ¿lo ves realmente como una estrategia o como una manifestación de buenos deseos o no se termina de enmarcar en un verdadero plan de gobierno?
Alberto: Ayer en una presentación que hizo el gobierno nacional, pedí la palabra y dije que “no conozco industria que necesite más de la comunión pública-privada para desarrollarse que la minera. Necesitamos ser solidarias entre nosotros y acompañar las decisiones del gobierno de Alberto Fernández. Colaborar, dar nuestra opinión, ser honestos, transparentes, y de esa manera las cosas pueden fluir”. La industria tiene que hacerse cargo y comprometerse a los procesos que el Estado entiende para el desarrollo de la industria.
Sergio: Hay que ver si los actores del sector están capacitados para poder interpretar todo eso…
Alberto: Hoy nos encontramos con un obstáculo muy grande. Tenemos que ver cómo nos adaptamos a la nueva normalidad. Hay un montón de cosas de preparación para una nueva realidad. En estas circunstancias, si seguimos haciendo lo mismo, tendremos los mismos resultados. Pero en circunstancias extraordinarias, las recetas habituales no sirven. En resumen, lo más importante es no perder la confianza; yo la tengo en el equipo de la Secretaria de Minería Nacional, tengo dialogo permanente con su secretario, conozco su buena intención, hemos hablado muchísimo, hemos puesto el acento en la necesidad de una comunicación diferente del sector, pero también hemos conversado de la necesidad de una comunicación desde el sector público.
Esta pandemia nos pegó en el medio de la cabeza. Lo importante y lo necesario dio paso a lo urgente. Tenemos que dar un giro y cambiar nuestro paradigma en ese sentido, escuchar un poco más a la sociedad y generar procesos distintos. Nos falta también quemar años en este proceso para encontrar el camino adecuado.