Palabras de Alberto Carlocchia, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros
Muy buenas tardes a todos. Les agradezco mucho su presencia y su interés en compartir este breve momento con nosotros. Mi nombre es Alberto Carlocchia y soy desde septiembre de 2019 el presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, la institución que representa a las empresas y los empresarios mineros en el país.
En esta oportunidad, no voy a referirme al potencial geológico de la Argentina ni a sus depósitos minerales ricos en cobre, plata y oro, ni tampoco mencionar que es el 4º país con las mayores reservas de litio del mundo, y todo esto considerando que un 70% de su subsuelo factible de mineralización aún no ha sido prospectado.
Pero sí quiero hoy centrarme en aspectos tan o más importantes que los geológicos relacionados con el contexto de negocios que ofrece nuestro país y transmitirles que el objetivo que nos hemos impuesto en la Cámara es el de cuidar a quienes invierten en la Argentina.
Para nosotros cada uno de los proyectos mineros asentado en nuestro territorio es valioso, no solo por lo que genera, sino también porque su desarrollo exitoso apalanca el arribo de nuevos proyectos y más inversiones.
Esto incluye consensuar decisiones políticas cuyo peso muchas veces no reconocemos. Pensemos, por ejemplo, que cuando el país decidió en 2016 eliminar el pago de derechos de exportación, permitió con ello extender la vida útil de 5 minas y adelantar el inicio de producción de otra más. Por eso agradecemos hoy el esfuerzo que está haciendo el gobierno nacional buscando políticas públicas que logren resolver dilemas cruciales, que garantizarán la continuidad de muchos proyectos y abrirán definitivamente las puertas para tantos otros que están decididos a comenzar su camino en varias provincias.
Generar un modelo de crecimiento y desarrollo demanda que la industria toda comprenda la importancia de apoyar cada proyecto, ya sea pequeño, mediano o grande. Uniendo esfuerzos, trabajando paso a paso y proyecto por proyecto, bajo un concepto solidario de negocios que posicione a la minería como un modelo de construcción de éxitos colectivos que incluso sea visto y apreciado por otras industrias.
La minería tiene tres pilares fundamentales y un objetivo compartido. Los pilares son los inversores, los gremios y los proveedores y los tres en conjunto acompañan al Estado en el esfuerzo de sacar adelante un sector que poco a poco ha logrado posicionarse en la cabeza de los argentinos. El objetivo compartido es el desarrollo local, provincial y nacional y por ende, el crecimiento de oportunidades para la gente.
Si todos los actores relacionados cuidamos de cada proyecto, se generará un impulso aún mayor, que en los próximos años seguirá aportando bienestar y oportunidades a la gente.
Por ello, nuevamente adherimos a la predica del gobierno actual donde el presidente Fernández ha dicho una y otra vez que la minería es un pilar del desarrollo federal de la Argentina. Y acompañamos desde la Cámara no solo a los inversores argentinos, sino también a los inversores canadienses, chinos, suecos, chilenos, ingleses, suizos, norteamericanos, peruanos, sudafricanos, coreanos, colombianos, franceses y australianos hoy presentes en San Juan, Santa Cruz, Catamarca, Salta, Jujuy, Chubut, Río Negro, La Rioja, Neuquén y Mendoza.
Esta variedad de países y provincias, quizás sin parangón en otras industrias de nuestro país, empuja aún más nuestra responsabilidad como Cámara de dar continuidad al círculo virtuoso minero, cuyo marco institucional y legal lo da el Estado y lo motorizan las empresas junto a gremios y proveedores y cuyo objetivo final son las personas, sus familias, sus pueblos, sus provincias y el país en su conjunto.
Pero todo esto es solamente posible porque existe un inversor dispuesto a tomar riesgos y llevar adelante su proyecto. Por ello, quiero recalcar que, desde la Cámara, estamos para apoyar a ese inversor, actual o futuro, en cada aspecto que necesite. Ya sea con asesoramiento, acompañándolo en sus relaciones con sus comunidades, con los gobiernos provinciales y el gobierno nacional, o también a través del diálogo con los gremios con quienes continuamos creando el marco de confianza necesario para continuar creciendo juntos, compartiendo nuestras mutuas experiencias.
Por eso, desde un comienzo nuestra misión fue, es y será estar presentes impulsando las gestiones necesarias en temas cruciales de la industria.
Porque no conozco industria que necesite más de la comunión entre lo público y lo privado que la minera, nuestra Cámara tiene en promedio dos reuniones semanales con representantes de la Secretaría de Minería, colaborando en temas de legislación, competitividad, exportaciones/importaciones, transporte o logística del sector minero.
Y esta comunión también es posible a partir de la decisión de gobierno de incorporar a la minería como política de Estado, lo cual abrirá una instancia indispensable de planificación conjunta a largo plazo. La misma debe alentar las inversiones que contribuyan al desarrollo de una minería respetuosa con nuestras comunidades, con el ambiente y con las expectativas que los argentinos hemos puesto en nuestro desarrollo económico y social, pero también con las expectativas de nuestros inversores.
Porque la industria minera es fundamental para el crecimiento argentino, en cada uno de los rincones de nuestro país. Esto sitúa hoy a la minería como el sexto complejo exportador nacional, representando 3.300 millones de dólares en exportaciones durante 2019 pero su real importancia radica en su carácter federal y su arraigo territorial. Un claro ejemplo de ello son las provincias de Santa Cruz, San Juan y Catamarca, donde la minería es la principal industria exportadora, representando hoy entre el 25% y 40% del PBI de sus economías.
A esto, podemos sumar que se trata de un sector donde casi un 80% de sus compras de bienes y servicios se realizan en el país, lo que impulsa a nivel regional una considerable cadena de valor a través de proveedores asociados a la industria.
Y también la minería moviliza cambios en las estructuras laborales y garantiza empleo de calidad. En Argentina la relación entre empleos directos e indirectos de la minería es uno de los más altos de Latinoamérica, con una relación de 3 empleos indirectos por cada empleo directo creado. Y, si miramos una de las principales provincias mineras, como Santa Cruz, el sector genera hoy el 21% del empleo privado registrado a nivel provincial.
Por ello, este proceso, de acompañar al inversor dando la posibilidad de generar recursos genuinos, es percibido por muchas comunidades, quienes defienden a la minería cuando comprenden que la cadena de su desarrollo los incluye. En Argentina, vemos por ejemplo como el pueblo de Malargüe en Mendoza se moviliza contra las restricciones que les imponen desde la reglamentación provincial y que en Chubut se trabaja desde el territorio de la meseta central para un desarrollo productivo inclusivo. Es que, el potencial de la minería para motorizar el desarrollo social integral es cada vez mayor, pero también cada vez más reconocido y más necesario.
Hoy, el verdadero desafío para nosotros los mineros es ser capaces de cambiar nuestros paradigmas en cuanto a cómo nos relacionamos con la sociedad. Poniendo el foco en la sustentabilidad ambiental, social y económica, porque en definitiva la minería es una actividad industrial pero antes que eso es una actividad humana.
Por eso, el cambio de paradigma debe darse fuera de la discusión de un sí o un no a la minería. La discusión debe centrarse en cómo hacemos minería.
Y esta decisión sobre cómo debe ser realizada involucra a los representantes del sector público, del privado y a la sociedad en su conjunto. Pensando en forma constructiva, nuestra gestión tiene como fin plasmar una visión compartida territorial que propicie un futuro productivo sustentable en un país verdaderamente federal.
La industria minera es fundamental para que Argentina se convierta en el país que quiere ser. Un país que promueve una matriz productiva plural a partir de los recursos minerales de cada una de sus provincias, asegurando el progreso de las personas en todas sus regiones.
Tenemos un país con una industria minera en proceso de maduración creciente y que puede darnos un giro fundamental en nuestro desarrollo integral e inclusivo. Tenemos una oportunidad como país y a nuestros inversores les pido que nos acompañen, porque no la vamos a desaprovechar. Muchas gracias.